Apuntes sobre las elecciones catalanas 14F

La política catalana atraviesa una situación muy similar a la de 2017. Las elecciones del próximo domingo van a celebrarse, como califica la politóloga Berta Barbet, en un contexto de “altiplano”. Y es que el conflicto catalán, que en años anteriores venía escalando desde posiciones cada vez más polarizadas y donde la población se encontraba más movilizada y convencida de sus posiciones, a partir de 2017 ha entrado en una situación de altiplano, ya que, el conflicto pese a no haber aumentado, tampoco se ha atemperado ni solucionado.

Tras el procés no hay regresión a la realidad anterior, y a pesar de que la cuestión catalana no marca la agenda política como lo hacía anteriormente, las viejas lógicas pre-procés no van a volver a operar. Esto se debe a que la política catalana todavía tenga que entenderse en términos de política de bloques, donde la cuestión identitaria actúa como un claro elemento segmentador.

El factor ideológico, como afirma Lluís Orriols, actúa como un elemento significativo, pero siempre hay una condición necesaria previa: la comunidad nacional de la que uno forma parte. No hay que obviar el hecho de que la mayoría del electorado catalán, cuya lengua o identidad es la catalana, apuesta por el bloque independentista.

La cuestión de quién va a liderar el bloque independentista es otro tema aparte. Las encuestas sitúan a ERC y Junts en un empate técnico, acariciando, ambas, alrededor del 20% de voto y con un número similar de escaños. Lo que parece evidente es que la ventaja que en los últimos años  ERC ha obtenido sobre Junts, en el último año, y a medida que se acercaba la cita electoral, ha ido desvaneciéndose. Aquí hay que traer a colación, como señala Mario Ríos en “Cataluña: la mutación política del espacio “post-convergente”, que el electorado de los dos partidos independentistas catalanes ha ido mutando respecto a sus orígenes. Junts, que ha venido ocupando el espacio convergente, ha experimentado una firme evolución hacia posiciones cada vez más independentistas, mientras que ERC ha adoptado una dirección opuesta: ha pasado de ser un partido referente del independentismo clásico a ocupar un espacio que amalgame la pluralidad de preferencias territoriales.

Fuente: Endika Nuñez, TheElectoralReport

Resulta curioso que en un contexto en donde las encuestas y la mayoría de los indicadores independentistas se sitúan a la baja y las cuestiones socioeconómicas empiezan a preocupar cada vez más a la ciudadanía, Junts apueste por ser el partido de “resistencia del procés”.

En el bloque no independentista, formado por el PSC, Ciudadanos, En Comú Podem- que mantiene una posición híbrida en contra de la independencia y a favor del llamado derecho a decidir– PP y Vox, las encuestas parecen coincidir que los grandes cambios posibles respecto a los comicios de 2017 van a residir en la pérdida del liderazgo de Ciudadanos como referente del bloque constitucionalista a favor del PSC de Illa; y en la entrada de Vox a la Generalitat.

La fuga de votantes de Ciudadanos al PSC podría explicarse por la vuelta de aquellos votantes socialistas que en las elecciones de 2017 votaron a Ciudadanos como forma de expresar su rechazo a la declaración de independencia. Mientras que Vox no sólo ha conseguido capitalizar el rechazo al procés, que anteriormente capitalizaron Ciudadanos y el PP, sino que desde el acto de Vic ha subido en las encuestas y parece superar a los populares de cara a la cita electoral del domingo.

En relación con la participación, las encuestas vaticinan una caída de más del 20 por ciento de la participación, con unos niveles de abstención superiores a los de las elecciones de Galicia y el País Vasco, las primeras elecciones celebradas en un contexto de pandemia. El retroceso de la participación, no sólo se puede achacar a la pandemia, ya que repetir la movilización de las elecciones anteriores iba a resultar muy difícil independientemente de la crisis sanitaria actual, debido que las elecciones de 2017 se celebraron en un contexto altamente politizado.

Otra cuestión que merece la pena subrayar, es qué electorado va a desmovilizarse más, ya que estas elecciones no son tan cruciales como lo pudieron ser las anteriores. Junts per-Cataluña, es ahora mismo el partido que parece tener a su electorado más movilizado, y en las últimas semanas los analistas indican que ha conseguido ir reduciendo la fuga de sus votantes a ERC. La CUP también tiene un electorado bastante movilizado, consciente de la posibilidad de ser claves en la formación del próximo gobierno. Por su parte Esquerra Republicana, cuenta con muchos indecisos y con no menos críticos con la gestión del govern catalán, por lo que está todavía por ver si esos indecisos se mantienen en la abstención o se movilizan hacia Junts.

¿Política de Pactos?

Parece inviable que las viejas lógicas pre-procés vayan a operar otra vez, solo hace falta remitirse a los hechos acontecidos durante esta semana con el veto firmado por parte de los partidos independentistas en contra de un gobierno formado por Illa, una vuelta de tuerca que dificulta aún más la política de pactos en Cataluña.

Recordemos que la política de pactos en Cataluña no es la misma que en el Congreso. Y que Esquerra Republicana apoye la gobernabilidad del PSOE y Podemos como partido minoritario en el Parlamento, con apoyos puntuales como el de los presupuestos, no es lo mismo a que apoye un gobierno siendo el principal partido de la oposición en la Generalitat. Además, ERC no cuenta con un capital político tan poderoso como para trazar una línea clara hacia una hipotética “normalización del diálogo” sobre la situación/encaje de Cataluña; lo cual en un futuro podría suponerle una importante fuga de su electorado hacia las posiciones de Junts.

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Publicado por Alberto Escribano López

Graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Tengo un Máster en Economía Internacional y Desarrollo por la UCM, y en Comunicación, Cultura, Política y Sociedad por la UNED. Doctorando en ciencias políticas y relaciones internacionales en la UCM, donde investigo sobre el relato de la transición española y su incidencia en el ciclo político iniciado en España a partir del 15-M. Miembro de la Secretaria Técnica y Académica de la Revista Papeles de Europa de la UCM.

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