
Blanca Berjano Rodríguez (Madrid, 1987) obtuvo la licenciatura y el máster en Filología Clásica por la Universidad Complutense de Madrid, y el máster en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera por la Universidad de Sevilla. Es autora del poemario «Ratas en el alféizar» (ed. Ménades, 2019) y ha participado como editora y coautora de la antología «Relatos nada sexis» (ed. Ménades, 2020). Ha colaborado como articulista para diferentes medios culturales y académicos y sus poemas se pueden encontrar en revistas literarias como Kokoro, Buenos Aires Poetry y Campos de Plumas.
Su segundo poemario, La barrera más bonita del mundo (ed. Luces de Gálibo, 2021), ha ganado el I Premio de Poesía Joven Fundación Caja Navarra. El libro fue escrito mientras trabajaba como profesora de español en un instituto público de Mayotte. Con este proyecto ha pretendido denunciar, desde una perspectiva feminista e interseccional, problemas sociales muy graves que suceden en esta isla francesa, donde se sitúa una de las barreras coralinas más hermosas del mundo y donde la belleza del lugar resulta cruel, pues en Mayotte la injusticia, los privilegios y el abuso de algunas personas blancas europeas (mzungu) se palpan en el día a día.
Poemas de La barrera más bonita del mundo (editorial Luces de Gálibo ~ I Premio de Poesía Joven Fundación Caja Navarra)

El infierno y el paraíso están aquí. Descorro las
cortinas, rasgo con mano temblorosa su estampado
de flores y pelícanos.
Pere Gimferrer
probablemente todos los burgueses tengamos candida albicans
comúnmente conocida como candidiasis
una sintomatología casi invisible
en un mundo lacerado por la indiferencia de las autopistas
y los helicópteros que buscan el cuerpo
sin vida
de una migrante en la barrera de coral más bonita del mundo
mal humor y dolores intestinales,
molestias gástricas y ceños fruncidos
se pasean por la playa
ignorantes indiferentes
al helicóptero al cuerpo hundido
me sentó mal el café, querida,
otra vez tengo el estómago quejumbroso
como este mar aciago
repleto de cuerpos sin vida
~
quisiera ser a veces como esas
actrices de cine clásico de los cuarenta que apagan el cigarrillo después de tres caladas
tan elegantemente,
en un cenicero de mármol blanco
con su vestido de seda negro.
y sus manos, enfundadas en guantes de satén burdeos o verde pantano,
resaltan al contraste con el níveo mármol, mientras que yo,
yo siempre me fumo el cigarro hasta el filtro.
aquí en los bares de Madagascar las mujeres se fuman hasta el filtro y se menean
y se menean buscando clientes.
y entonces tú me cuentas que en Guadalupe siempre salías de fiesta
y que también allí había putas y que te daba igual. me dices:
«¿a quién molestan las pobres?»
pero ¿no te das cuenta? no son ellas las que molestan
son más bien son
los señores de la educación nacional francesa
que salen hoy de caza,
pululan por las calles de Tulear
buscando jóvenes labios
que comprar
esta noche
es luna cerrada
no
los depredadores no tienen límites en los confines ni estudian demasiado a sus presas.
digamos que no son ellas las que molestan,
digamos que hablamos,
que más bien hablamos del militarcito (llamémosle Jacob).
siempre me persigue por el pasillo del liceo,
me intenta dar dos besos y yo le espeto que no,
que no quiero besar a un criminal de guerra.
y sus ojos se abren como espátulas
los vidrios rotos como queriendo intimidarme
uy te equivocas de presa
te sostengo la mirada
no te tengo miedo
lo que tengo es ganas de volarte los sesos,
Jacob
~
son heces subacuáticas?
a cualquiera que procure alterarlas
le tiraré las redes
de los marineros
es oprobio
es verano
continuamente aquí en la isla;
los señores muestran sus panzas,
expolian a las mujeres de esta tierra yerma
al atardecer siempre llueve y se entremezclan
los tonos violáceos de las nubes con las gotas que caen del cielo
seduzcan ustedes con sus telas
de flores con sus salouvas*[1]
de flores germinadas solo en otoño como
las bellotas o las espinacas
que acaban ahogadas siempre
en un charquito de barro
tras el paso de la lluvia – agua – ciclón
es mi saliva la que moja la tierra y
se verdea por una vez
los almuédanos entonan cantos a las seis
y en las mezquitas un gemido
hermano del lamento de Camarón de la Isla
pura y gélida desciende el agua sobre esta fértil tierra
exenta de mujeres blancas, expoliadas Rosas-Marías
amén, para los señores de la educación nacional francesa
amen, pasen, vean: es el mercado de la carne
de sus alumnas púberes
un caprichito para este verano eterno
este verano aciago
lo hago porque puedo
la vulnerabilidad o las coces?
no ha de amedrentar a estos señores blancos
no merman en agosto los campos
se inundan se inundan se inundan!
de inmundicia y de descuido
nos desquitamos despacito de las marañas
de los algarrobos,
pululan fervientemente un año más
por esta tierra los señores ceñudos,
la liberté
porta también la insignia de funcionarios pedófilos;
el falso encerado se mezcló con el aroma del azufre
y no ahuyentó no amedrentó
a estos hombres grises
sientes el arrobo de la confraternidad?
pese a los aromas pese a los solsticios
se escuchan historias
por aquí
por la isla yerma
* Salouva: Vestimenta tradicional que llevan las mujeres mahoresas; consiste en una colorida túnica atada en torno al pecho y que cae hasta los tobillos. Se combina con un tocado en el cabello (kishali) que suele variar en cada parte de la isla.
